Forman parte del triángulo de seguridad del vehículo, pero los conductores no siempre les prestan la atención debida. Los amortiguadores son elementos cruciales para mantener el vehículo en contacto con el suelo. Sin embargo, uno de cada siete vehículos presenta, al menos, un amortiguador defectuoso.
Así lo explica la patronal Asetra, según datos del fabricante Sachs. Circular con un solo amortiguador en mal estado puede ocasionar graves consecuencias, ya que se reduce la fuerza de frenado por la insuficiencia de tracción. Además, la distancia en la frenada aumenta el 20%, según la velocidad, los sistemas del vehículo y la superficie de la carretera.
De esta manera, los amortiguadores no solo ofrecen un mayor confort a los ocupantes del vehículo, sino que son cruciales para su seguridad. De hecho, su función principal es mantener el neumático pegado al asfalto en todo momento. Además, los sistemas avanzados de asistencia a la conducción como el ESP, el ABS o el control de tracción necesitan que ese contacto sea efectivo para desarrollar todo su potencial.
Por otro lado, la falta de mantenimiento en los amortiguadores puede suponer un impacto negativo en otros componentes como los neumáticos o las piezas del chasis, que se desgastarán más.
Existen algunas señales que indican si los amortiguadores están desgastados. Por ejemplo, los cabeceos del coche al frenar fuertemente, los rebotes de la carrocería al pasar sobre un bache o los balanceos acusados al realizar giros. También lo son el desgaste irregular de la banda de rodadura de los neumáticos o las fugas de aceite en el cilindro del amortiguador.
Los amortiguadores deben sustituirse entre los 65.000 y los 90.000 km. Su revisión debe efectuarse cada 20.000 km. Conviene siempre cambiarlos por completo o, al menos, por ejes y de dos en dos.