Antes de dejar de funcionar, la batería puede presentar una serie de síntomas significativos. Así lo indica Mapfre en un artículo que detalla cuáles son esas señales y qué se debe hacer para evitar los problemas asociados a un fallo repentino de la batería.
Uno de ellos es el mal funcionamiento de los sistemas de climatización, que dependen del suministro eléctrico del vehículo y, por tanto, de la batería. Si la temperatura está descontrolada, se dan cortes repentinos del aire acondicionado o de la calefacción, puede que la batería esté en las últimas.
Si se producen arranques tardíos, costosos o con ruidos extraños, puede ser también una señal de que la batería puede fallar en cualquier momento. Por eso conviene escuchar el coche y no ignorar posibles fallos al arrancar, aunque sean esporádicos.
El limpiaparabrisas puede ser un indicador de fallos en la batería, porque su funcionamiento también depende del suministro eléctrico del coche. Conviene revisar su uso periódicamente y observar si hay un retardo en la velocidad, acelerones o paros continuos y repentinos.
Observar la propia batería es una buena idea, ya que puede presentar daños visibles, óxidos o signos de corrosión, cables dañados, pelados o envejecidos. Todas estas señales indican que es necesario revisar a fondo el sistema.
La vida media de la batería es de unos cuatro o cinco años, aunque el uso que se realiza del vehículo, el mantenimiento y la climatología pueden influir en su vida útil.